La verdad es una edificación bellísima, lastima que últimamente da pena, está viniendose abajo, se desmorona, cero manutención, por ende supongo que cada vez será peor, seguiremos utilizando el Playón para tomar un poco de aire al reparo hasta que termine de caerse...
Es muy triste volver a recorrer la periferia del Casino en donde durante muchos veranos pasaba horas pavoneándome con amigos, escuchando música, mirando patinar a los mas chicos, jugando al bowling y demás. Atardeceres inolvidables. Lamentable el estado actual. Todo el lugar el ruinas. Solo provoca tristeza